Lañador.
Autor: Eugène Atget.
París, septiembre de 1899.
Vendedor de figuras de yeso.
Autor: Eugène Atget.
París, hacia 1898.
La florista de Place Saint-Médard.
Autor: Eugène Atget.
París, 1899.
Vendedor de cestas en la estación de Sceaux.
Autor: Eugène Atget.
París, 1899.
6 comentarios:
Mi querido Paris en una epoca que tambien fue preciosa. Cuanto sabor y cuanta ternura encierran esas imagenes capturadas al tiempo.
Feliz dia, monsieur
Bisous
Sobre todo desde el dulce punto de vista de Atget.
La realidad de los vendedores callejeros supongo que sería mucho más cruda.
Buena jornada, madame.
Abrazo.
Qué estampas más costumbristas. Viéndolas se da una cuenta de la cantidad de "oficios" que se han perdido. Ahora por las calles de Madrid o París no se verán vendedores de cestas, ni de figuras de yeso artesanales, sino "top manta" (que seguro que también desaparecerá dentro de unos años) o de figuras hechas y fabricadas en China.
Con respecto a la primera foto, no sé qué es lañador. Veo que está haciendo "algo" en un plato?
Un beso
El hecho de que aparezcan nuevos personajes callejeros y desaparezcan otros es señal que las ciudades están vivas. El paisaje urbano y sus gentes cambian día a día. Así debe ser. Aunque nos agrade, en ocasiones, contemplar esos pueblecitos detenidos en el tiempo.
Respecto de la foto que mencionas, Carmen, ésta se titulaba originalmente "Réparateur de porcelaine" y la tradujeron al castellano como "Reparador de piezas de alfarería y porcelana". Pero a mí me pareció más adecuado utilizar una palabra que en nuestro idioma (rico idioma) significa precisamente eso, que es lañador: Hombre que por medio de lañas o grapas compone objetos rotos, especialmente de barro o loza (según el drae).
Aún recuerdo que, de niño, rondaban por mi cocina algunas fuentes con grapas de hierro lañadas por mi abuelo.
Abrazos.
Enrique, me han gustado mucho éstas fotos, y la de la florista es bellísima.
Como ya te dije, tienes un tesoro muy valioso y encantador.
Un abrazo
Atget tenía un gusto especial retratando escenas callejeras.
Un abrazo, Isthar.
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