Este blog tiene como objeto exponer series de fotografías agrupadas por temas que subí en su día en la red y que, desafortunadamente, ya no se pueden recuperar. A ellas se añadirán otras que completarán las series así como series de nueva temática. Confío que sea un atractivo blog complementario de Fotos Antiguas .

sábado, 17 de abril de 2010

Motos de carreras (I).

Red Wolverton sobre la ACE-récord es felicitado por el ingeniero Art Lemon.
Philadelphia (EEUU), 1923.


Salida para el 1º Gran Premio de Bélgica.
Spa, Lieja (Bélgica), 1921.



Esperando la señal de salida en el circuito de Brands Hatch
Autor: John Topham.
Kent (Inglaterra), 1937.


Woods sobre Moto Guzzi 500.
Isla de Man (Gran Bretaña), 1935.
Archivo M.G.



Motocicleta Harley Davidson durante una board-track.
E.E.U.U., hacia 1920.
Archivo H.D.

sábado, 10 de abril de 2010

En brazos de MORFEO (III).

El soñador
Autor: Manuel Álvarez Bravo.
Máxico, 1931.


Esta fotografía se titulaba inicialmente El dormilón para la exposición "Documentary & Anti-Graphic" de 1935 en Nueva York.
En un principio se tasó en 30 dólares para rebajarse luego a 25.


miércoles, 7 de abril de 2010

Fotografía de LO OCULTO (V).

El caso de las hadas de Cottingley.
El día de Navidad de 1920 la revista "Strand Magazine" publicó un artículo firmado por Arthur Conan Doyle (el creador de Sherlock Holmes) donde se exponía el sorprendente hallazgo de unas fotografías de hadas y de la consiguiente investigación llevada a cabo por Doyle y Edward L. Gardner (un hombre, según Doyle, tranquilo, equilibrado, reservado, ni excéntrico ni iluminado).
Ambos eran miembros de la Sociedad Teosófica (una especie de "religión moderna" basada en el espiritismo) donde tuvieron conocimiento de la existencia de las fotografías.
Al parecer, dos niñas (de diez y dieciseis años) de una pequeña ciudad del norte de Inglaterra (en el artículo se ocultaban tanto sus nombres como el lugar, pero luego se sabría que se trataba de Frances Griffiths y Elsie Wright, de Cottingley) habían logrado fotografiar algunos de estos pequeños seres mágicos.


El caso (y las fotos, claro) se hizo famoso, y tanto los detractores como los (algo más escasos) partidarios lanzaban sus argumentos desde las columnas de los periódicos.
La investigación, el artículo y el posterior debate sobre este asunto acabaron dando lugar a un libro redactado por Conan Doyle, donde éste se cubre las espaldas en el prefacio de dicho libro advirtiendo al lector que:
[...] "Este relato no es un alegato de especialista persuadido de su autenticidad, sino una simple reunión de hechos cuya interpretación podrá aceptar o rechazar el lector" [...]
Aunque, la verdad, él mismo estaba absolutamente persuadido de que todo era cierto, y lo demuestra continuamente en cada página.

Según Doyle, todas las pruebas apuntaban a la veracidad de los hechos: Las niñas y algunos familiares fueron entrevistadas primero por Gardner y luego por el propio Doyle, llegando a la conclusión de que eran gente honrada y educada.
Las fotos fueron examinadas por expertos, que no pudieron encontrar evidencias de manipulación. Se dedicaron a la investigación sesiones de espiritismo que corroboraron los hechos. Se envió incluso a un experto clarividente que confirmó que también veía las hadas. Se les dio otra cámara (con las placas selladas en secreto) a las niñas, que usaron para hacer nuevas fotos de hadas.
Los indicios que podían apuntar en contra eran ignorados (hasta cierto punto, inconscientemente) o incluso transformados en argumentos a favor: El que las hadas parezcan "planas" y sin volumen, por ejemplo, se atribuyó a la materia ectoplásmica de la que están hechas.

Sorprendentemente, una de las cosas que resultaron más sospechosas a los observadores fue que apareciera un hada coronada con un pequeño sombrero "a la parisien". Demasiado moderno y demasiado francés para un hada británica que se precie.
El caso produjo, como suele ocurrir, una reacción en cadena de personas en todo el mundo que afirmaban ver hadas. Decenas de personas enviaban cartas a Doyle (que también aparecen en el libro) para relatarle sus experiencias. Incluso se comenzó una taxonomía feérica que distinguía entre los "tipos nacionales" de las hadas.
El resultado de todo ello fue que Conan Doyle se ganó más burlas que reconocimientos.


No fue hasta muchos años más tarde, cuando ya el tema estaba bastante olvidado, que unas ancianas Frances y Elsie confesaron que todo había sido una broma y que, cuando llegaron serios hombres adultos a investigar el asunto, se asustaron y no tuvieron más remedio que continuar con el engaño.
A pesar de todo, Frances Griffiths (la menor) insistió toda su vida que, aunque las fotos eran falsas, ella había visto las hadas.
La 'trampa' de las dos niñas no estaba en los negativos ni en las fotos, sino en las "hadas" mismas; éstas no eran sino simples figuras de papel bien recortadas y colocadas para la foto.



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